Este clásico paraguayo solía cocinarlo nuestro amigo Rodrigo Villagra en Escocia, y siempre decía que era el plato de los niños pobres del Paraguay. Es ideal para la temporada del choclo fresco: lo cociné ayer y tuvo mucho éxito. Aquí va la receta para cuatro personas, transmitida por el mismísimo difusor.
Ingredientes
Un kilo de choclo (maíz dulce, elote) rallado
Tres cebollas medianas o dos grandes
200g de mantequilla
300g de queso
Cinco huevos
400g de leche
Sal & pimienta
Preparación
La base es un kilo de choclo rallado, de modo que hay que comprar el choclo entero, e idealmente joven. La cebolla se pica en cuadritos finos, el queso también debe rallarse o cortarse en trocitos, y los huevos han de ser batidos.
En una olla grande se deja derretir la mantequilla, y luego se debe freir en ella la cebolla un poco, hasta que se transparente. Luego le vertimos la leche, y antes de que alcance el punto de ebullición, vertimos el resto de los ingredientes (todos). Se revuelve bien la mezcla por un par de minutos mientras se salpimienta, y luego se vierte todo en un recipiente apto para el horno, que puede ser un molde pastelero o una fuente. Se deja cuarenta minutos en el horno a 200 grados, veinte de los cuales la fuente debe de estar tapada, y los últimos veinte destapada. Los expertos tienen dos criterios para determinar el punto en el que este tipo de platos están listos: primero, debe estar dorado por encima, y segundo, si uno introduce un cuchillo hasta el fondo, al sacarlo debería salir sin remanentes de comida.
Como siempre sucede con este tipo de platos, sabe aún mejor la segunda vez que se merienda.
No espere que quede como un pastel al trozarlo y repartirlo: es un plato húmedo y suculento. Si lo deja reposar un par de horas, sin embargo, se hace más compacto y más fácil de repartir.